martes, 15 de abril de 2008

Ensayo sobre oscuridad

Desde la infinitud de la noche me llamaste, suspiraste por mí, para que cumpliera mis deseos más profundos, mis anhelos más escondidos. De tus febriles ojos, oscuridad llameante, el halo hipnótico cautivó la quietud.
Mas al final resistí, debatiéndome como cada velada me enfrenté a tu sombra, cruel susurro de la oscuridad, y te vencí, exhausto al fin. Pero volverás, porque siempre regresas, porque siempre insistes, porque me necesitas.

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